HISTORIA DEL GREMIO

Orígenes del gremio de pescaderos de Madrid

Quizás alguien ajeno al gremio se sorprenda tras leer la cita con la que abrimos este capítulo, y que alude a la gran mayoria de pescaderos –sobre todo de pescaderos antiguos- oriundos de Maragatería. La comarca de Maragatería se extiende “entre las murallas de la ciudad de Astorga y el Monte Teleno”. Para entender el topónimo hemos de remontarnos al siglo IX cuando Ordoño I comienza la repoblación del Reino de León tras la expulsión de “los moros”.



En este momento, empieza la arriería para suministrar alimentos a Castilla, cada vez más poblada. Entre estos primeros arrieros, encontramos a los de Astorga y alrededores, que partían con sus mulos hacia Galicia para transportar el pescado en salazón a los núcleos comerciales que iban instalándose en las ciudades. El 20 de febrero de 1367 el rey Enrique II concede a los vecinos de Astorga el privilegio de ciertas exenciones para el transporte de mercancías, lo que atrajo a muchos arrieros de otras zonas que se establecieron en Astorga o cerca de ella.

Maragatería

El término “Maragatería” no lo encontramos hasta el siglo XVI, hasta entonces se habla siempre de La Somoza. Parece que los “maragatos” solo eran los arrieros, y que el nombre con el que se los conocía dio nombre a todos los habitantes de la zona, por ser los maragatos los más conocidos de La Somoza.

Pues bien, dado que hasta el siglo XIX, la red de caminos de ruedas era muy escasa en España, casi todo el transporte de mercancías tenía que hacerse con recuas de mulos, que llegaban allí donde no podían hacerlo ni los carros ni las carretas, por lo que el arriero se convertía en alguien imprescindible.

Carros y carretas formaban cuadrillas de hasta en ocasiones una treintena. La jornada solía ser de unas tres leguas por día, más o menos quince kilómetros, y eso es la mitad que las recuas. La carretería trabajaba de abril a diciembre, descansando el ganado el resto del año, así que los arrieros eran de una extrema necesidad durante la mayor parte del tiempo y, sobretodo, en lo que se refiere a las mercancías de alimentación. Por ello, el viaje que hizo George Borrow por Castilla la Vieja, en 1842, le hace decir:

«¿Y quién viaja por estas comarcas? Principalmente los arrieros y sus largas recuas de mulas, enjaezados con campanillas de monótono tintineo, verdaderos señores de las rutas de España, más respetados en estos caminos polvorientos que los duques y los condes… particularmente al norte de la cordillera divisoria de ambas Castillas, pasan los maragatos, en cuadrillas de cinco o seis, dormitando, o simplemente echados en el lomo de sus gigantescas y cargadísimas mulas, bajo los rayos de un sol achicharrante.«»

Los caminos maragatos

El camino que cruzaba Maragatería de Este a Oeste se llamaba “Calzada Real”, “Carrera de Galicia”, “Camino Real” o “Camino Gallego”. Hasta el siglo XVIII, era el más transitado por los peregrinos que iban a Santiago desde el sur o el centro de España, por lo militares, por los segadores y por los arrieros. Dicho camino iba de la Corte a Galicia, llegaba a Maragatería desde Palacios de la Valduerna, al lado de La Bañeza. El primer pueblo maragato era Morales, donde habia una venta maragata; de aquí se iba al Val de San Lorenzo, pueblo con parada o etapa en el servicio de postas.

La calzada continuaba hacia el Val de San Román, y desde allí hasta San Martín del Agostedo, cuyo concejo cuidaba del camino y de los mesones y posadas que en él habia. De San Martín iba la calzada a Pedredo –donde se hallaba la Venta del Cristo o de “Gallegos” -, y de Pedredo a Rabanal del Camino.

Desde Rabanal, se llegaba al puerto de Foncebadón cuya dificultad llevó, en el siglo XVIII, a la búsqueda de un trazado alternativo desde Madrid. Las propuestas eran:

  • Un camino desde Villacastín a Zamora y a Padornelo.
  • Desde La Coruña a Astorga, o desde el sur de Galicia a Benavente

El Marqués de Esquilache opta por el trazado desde La Coruña a Astorga. Por ello, en 1772 se concluye la obra de enlace entre Astorga y Piedrafita, que había partido, en 1763, desde La Coruña siguiendo el proyecto del ingeniero Carlos Lemaur.
Los arrieros Maragatos estaban tan bien organizados que, incluso en los avatares políticos del siglo XIX, nunca hubo persecución contra ellos dado que, además de pacíficos –lo cual ya habría sido, tal vez, suficiente-, los maragatos eran necesarios. Compraban allá donde se iniciaba el producto –al principio, pescado; pero luego vino, jabones, aceites, tejidos, etc…, e incluso dinero, documentos y personas- y lo llevaban hasta su destino y siempre con sus propios medios de transporte.

Referencias

Conservamos documentos que son verdaderas joyas, como este que se refiere al pueblo maragato de San Martín del Agostedo donde un arriero –quien sabe si antepasado directo de algún futuro pescadero de Madrid –ya transporta pescado en el siglo XVI:

«[…]Juan Nieto, mozo no tenía labranza, solo tres rocines con que iba al puerto por pescado e sardinas e más veces traía alquilado que por sus dineros.
O este otro de Santa Colomba:
Primeramente Pedro García, hombre rico y labrador, tiene trato de trajinero porque va al puerto con diez e once mulas a comprar pescado e sardinas, lo trae en su recua para Castilla e ansí mesmo es labrador de pan e criador de ganados.»

Según el estudio de Antonio Meijide Pardo, los maragatos usaban mulo y si había prisa caballo. En el siglo XVIII, el envío de pescado fresco a las casas reales lo realizaban arrieros maragatos sobre todo en tiempo frío –es decir, de octubre a abril-, y por servicio de postas –correos a caballo-, lo que posibilitaba que el pescado estuviera en Madrid, desde Galicia, en tres o cuatro días.

Cuando los transportistas Maragatos llegaban a Madrid tenían lugares específicos para hospedarse. Por ejemplo en 1760 lo hacían en el “Mesón de Maragatos”, en la calle de Segovia, donde paraban los que llegaban de Villafranca del Bierzo, Lugo, Pontevedra, Orense, Mondoñedo, y otros pueblos de Galicia. En 1800 lo hacen en el mismo Mesón los llegados de La Coruña conducido por Manuel Botas, Joshep Salvadores, Santiago Alonso y Santiago Franco; los que vienen de Ferrol conducidos por Angel Botas y Joshep Martínez; de Oviedo, por Francisco Botas, Luis Roldán y Santiago Gonzalez; de Tui; de Vigo y Orense, por Joshep Ares y Pascual Cadierno; y de Santiago, por Francisco y Manuel Castro, Domingo Criado, Pedro Crespo y Santos Cabrera.

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